martes, 9 de junio de 2009

EDUCADORES FAMILIARES

La Orientación Familiar ha experimentado la escasez de estudios sobre el ámbito familiar, las dificultades por las que atraviesa la familia actual y la variabilidad del contexto social que somete a la familia a continuas adaptaciones, nuevas actitudes, nuevos enfoques, nuevos modos de elaborar las propias experiencias...
imagen curso educador familiar
La orientación familiar empieza a tomar protagonismo. Se considera entonces que la educación de los padres requiere de antemano un adecuado conocimiento del sistema familiar como grupo humano y sistema de comunicación interpersonal, así como obtener datos precisos de cada familia en particular.
La acción orientadora puede variar dependiendo del enfoque teórico al que se adscriba cada profesional. RIOS GONZALEZ, J. A., prestigioso y reconocido terapeuta familiar en su «Manual de Orientación y Terapia Familiar» señala lo que debe ser la orientación familiar:
- El proceso de maduración personal dependerá de cómo se planteen y desarrollen las relaciones entre los distintos miembros del sistema familiar.
- Dichas relaciones, aún teniendo en cuenta las características individuales de cada sujeto, configuran un determinado estilo que explica el modo de progresar hacia la madurez personal y la integración social en sus distintas modalidades.
- El planteamiento sistémico resalta que todo está relacionado, niegan la validez o cualquier intento de explicar un fenómeno como algo aislado.
- Esto hace que observemos el comportamiento y el proceso de maduración como el resultado de interacciones y circularidades que tienen lugar en el interior de un sistema. En este caso, en el interior del sistema familiar que se analiza y observa.
- El planteamiento sistémico no centra la orientación familiar en el seguimiento individual de un sujeto concreto que se presenta al orientador como «problema», sino que va a centrarse en el estudio del «sistema relacional» del que forma parte ese sujeto señalado como conflictivo, difícil o problemático.
- Consecuentemente, el orientador familiar no sólo ha de conformarse con diagnosticar la situación personal individualizada de un educando, sino que tratará de profundizar en las apariencias que le muestran los padres o profesores-educadores (ya sean «comportamientos anormales», «trastornos de aprendizaje», «dificultades de adaptación», «síntomas de apariencia psicopatológica», «síndromes encuadrados generalmente en la patología»... ) tienen como lenguaje cifrado que obedece a un código con el que se transmite un significado comunicacional en el ámbito de ese sistema relacional concreto.
- El orientador familiar tiene como tarea o función desenmascarar la relación que mantiene a un individuo del sistema familiar como el «conflictivo», el «difícil», el «problemático»... Estos síntomas se achacan con frecuencia a los más jóvenes o adolescentes (aunque vale también para conductas adultas). El profesional de la orientación ha de efectuar una nueva descripción de las conductas individuales del sujeto-paciente, en términos de relaciones interpersonales plagadas de comunicaciones simultáneas en diversos niveles.
- El orientador en cuanto experto debe tener en cuenta que tanto el diagnóstico como el seguimiento o terapia posterior se hagan teniendo en cuenta los elementos relacionales implícitos.
- La familia, desde esta perspectiva, se mostrará como un terreno en el que tiene lugar determinadas reglas para mantener estilos, introducir cambios o defender posiciones que se estiman inamovibles.
- El orientador familiar, ha de ser un experto en descubrir las reglas del juego sistémico que pone en práctica una familia concreta. La orientación familiar tendrá mucho de estrategia, para actuar sobre tales reglas y modificar la interacción que dificulta el desarrollo personal de sus miembros. Igualmente, deberá conocer las técnicas que facilitan los cambios en la estructura del sistema si es que con ellos se favorece el progreso de cada miembro y del grupo familiar como elemento dinamizante y de maduración (Ríos González, 1994: 31-32).
La Orientación Familiar (O.F) se entiende como la utilización de recursos a través de los cuales apoyar y reforzar la realización de la «area educativa y maduradora» de la familia, durante un proceso continuo. También tiene como objetivo fomentar determinadas capacidades (por ejemplo: las relaciones, cómo interactúa la familia, crear vínculos sanos y eficaces) que ayuden a los miembros de la familia de forma individualizada.
Ríos González define la O.F como «el conjunto de técnicas, métodos, recursos y elementos encaminados a fortalecer los vínculos que unen a los miembros de un sistema familiar para que puedan alcanzar los objetivos que tiene la familia como agente o institución educativa» (Ríos González, 1984).
El contenido fundamental de la Orientación Familiar se basa en la ayuda técnica que se le proporciona a la familia. Como hemos podido observar esta ayuda variará dependiendo de la situación por la que esté pasando la familia, yendo desde una ayuda más educativa o de asesoramiento, niveles en los que normalmente las familias poseen capacidad para resolver sus dificultades pero necesitan de la orientación del profesional en algunas cuestiones; a una terapéutica, en la que el sistema familiar. se encuentra en una situación extrema o desequilibrante y normalmente no son capaces de elaborar una solución que les permita cambiar y mejorar.
Todas las familias se rigen por una serie de reglas que le permiten avanzar y evolucionar hacia una continua apertura, en la que el equilibrio (homeostasis) entre los factores estables (morfoestáticos) y los factores que son susceptibles de cambio (morfogenéticos) hagan posible el progreso de todos los miembros del sistema familiar.
Aquella persona que quiera trabajar con familias ha de tener en cuenta un aspecto muy importante relacionado con el párrafo anterior. Sabemos que las familias están sujetas a cambios, por ello es fundamental saber y precisar con la mayor exactitud posible, qué es lo que cambia en ella y qué es lo que se mantiene, es decir, aquello que le proporciona estabilidad y permanencia y aquello que le provoca cambios.
En todas las familias nos vamos a encontrar una serie de factores fijos (temas comunes y universales) que siempre se van a dar y que luego cada una adecuará a su particular modo de vida. La función del Educador será clarificar y hacer presente en la orientación dichos factores.

El educador debe tener en cuenta algunas cuestiones:
- La resistencia de la familia a la orientación. Ocurre sobre todo al inicio de ésta que es cuando hay mayor grado de reticencia (esta característica dependerá del tipo de familia, el motivo o causa, el tiempo, la economía, las relaciones...).
- La neutralidad del orientador. El orientador debe hacer ver a la familia que «está con todos pero con ninguno en particular». Para trabajar con la neutralidad, es fundamental que el orientador conozca y tenga muy presente cuáles son sus valores y cuáles son los valores con los que se mueve la familia. En estos casos los valores del Educador han de servir para suscitar eficacia en la familia y no controversia.
Este conjunto de fenómenos constituyen lo estable de la institución familiar. Y sobre ello es sobre lo que ha de actuar el Educador Familiar.


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